sábado, 23 de febrero de 2013

¿ ganar a cualquier precio ?


Siempre me pregunto lo mismo, y es qué estaría dispuesto a dar por ganar. Y siempre me respondo lo mismo: cualquier cosa menos una. Mi honor. El honor no se toca. La honra, la conciencia y el corazón SIEMPRE deben quedar por encima de cualquier acción.
El momento en el que el ansia de ganar nubla el honor para mí pierde sentido el deporte.  No soy nadie para dar ningún tipo de lección a nadie, ni es mi intención en absoluto. Cada uno es cada uno con sus circunstancias y a cada persona le moverá algo distinto para practicar su deporte. Pero yo lo tengo muy claro.
FotografíaHe visto últimamente cosas dentro de un campo de rugby que me han parecido deleznables: he visto a un jugador revolcarse por el suelo dando alaridos tras una patada por el roce de una carga del adversario que se tiraba a taponar el balón y, acto seguido, levantarse como si nada para echar el balón fuera por el golpe de castigo provocado. He visto a gente revolcarse con las manos en la cabeza por un pisotón involuntario en un ruck sin un solo rasguño. He visto a alguien toser y asfixiarse en el suelo tras cerciorarse con un golpe de vista de que el árbitro llama a los dos capitanes tras un placaje alto. He visto puñetazos gratuitos en rucks y desestabilización al árbitro con gritos e incluso he tenido que ver amenazas de lesión a un compañero de equipo tras jugadas duras.
Creo que el deporte es mucho más que éso, y creo que el RUGBY es el máximo exponente de la palabra deporte. Cosas como ésas me hacen sentirme frustrado y cabreado con el mundo: ¿cómo se puede mancillar así algo tan bonito? A mí no me entra en la cabeza. Repito: a mí. Y es que la sensación de haberlo dado todo dentro del campo, haber sido duro y haber aguantado de pie los envites del equipo rival, para mí, sabe mucho mejor que cualquier victoria.
Y sobre todo, creo que se lo debo al rugby. Se lo debo a Wilko, a Brian O’Driscoll, a Dan Carter, a Lawrence Dallaglio, a Kieran Read y a un sinfín de nombres que me han hecho amar ésto.Se lo debo al trébol, a la rosa, al gallo, al helecho, al wallabie y al puma. A estas alturas y visto lo visto no sé si más que un romántico de 22 años, soy un loco. Pero eso sí, un loco honrado. Por éso jamás gritaré si no me duele, jamás fingiré. Es algo que me he prometido a mí mismo.  Es algo que le he prometido al RUGBY. 

FIRDEJUAN

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