domingo, 17 de marzo de 2013

El hombre de Lybster


Un regalo para Huelva

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Después de más de una década el corazón de la ciudad volvió a latir. La ciudad tenía alma, espíritu, cuerpo, cerebro, pero le faltaba lo que solo unos cuantos elegidos le podía dar, le faltaba el corazón.
Los jugadores del Tartessos, onubenses, fueron a Cádiz no a ganar el título de liga, sino a dejar el rugby que tenían en el campo. Jugaron por todos los que se han quedado en el camino que el Dios Rugby ha recorrido en Huelva para que llegase ese partido, El Partido. El pequeño corazón comenzaba a formarse hace años, con cuatro amigos que entrenaban en el Parque Moret, partidos en campos de tierra, jóvenes universitarios con más ganas que idea, derrotas indoloras, fortalecedoras. Entrenamientos en porciones de césped de un parque. Calor, frío, dolor, sangre… Un aquelarre dantesco y una hermosa hemandad todo en uno que han dado como fruto el nuevo corazón de la ciudad.
Bombea respeto por el que lo da todo a tu lado, superación ante el dolor y el agotamiento. Seriedad, silencio respetuoso, la mirada de análisis del veterano y la llena de fuego del novel. Bombea respeto por unos colores, por un nombre y por una provincia entera.
El Club de Rugby Tartessos no ha conseguido un ascenso, eso es accesorio, es consecuencia. El Club de Rugby Tartessos le ha dado a Huelva su Corazón. Porque al Rugby se juega solo con el Corazón. Y ayer comenzó a latir.
Huelva está completa.
Narciso Rojas.

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